Granada (España), 6 de mayo de 2025. En el marco del XXI Festival Internacional de Poesía de Granada, la poeta colombiana Piedad Bonnett protagonizó junto a la española Raquel Lanseros un diálogo memorable que dejó huella en los asistentes. La conversación se llevó a cabo en la Huerta de San Vicente, casa-museo de Federico García Lorca.
Piedad Bonnett, galardonada recientemente con el prestigioso Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, centró su intervención en la función reveladora de la poesía, especialmente cuando ésta surge desde la experiencia del sufrimiento. «La labor del poeta comienza en la mirada”, respondía Bonnett a Raquel Lanseros, y se refería a la poesía como una forma no racional de comunicación. “La poesía ordena lo imposible para decir también lo imposible”, reflexionó ante el público. “Todos aquellos que han nombrado las cosas y han hecho poesía están vivos hoy en la palabra de los poetas contemporáneos”, aseguró la autora de poemarios como ‘Explicaciones no pedidas’ o ‘Los habitados’.
Bonnett también reflexionó sobre el carácter no racional del lenguaje poético: “La poesía no explica, no convence; su fuerza está en sugerir, en tocar una fibra que escapa a la lógica. El poema no busca decir lo evidente, sino ordenar el caos interior para poder nombrar lo innombrable”. Esta idea cobró especial fuerza cuando compartió cómo su obra ha estado atravesada por experiencias personales de duelo, especialmente tras la muerte de su hijo. Para la escritora, el poema no es sólo una expresión del dolor, sino una forma de tramitarlo, de transformarlo en algo que resista el olvido.
“Una de las funciones más nobles de la poesía es resistir la muerte y el silencio”, dijo, evocando la memoria como uno de los pilares de su escritura. A través de la poesía, Bonnett reivindica la dignidad del sufrimiento humano, la fuerza de la palabra para dar forma al vacío, y la necesidad de habitar la fragilidad sin caer en el sentimentalismo.
Asimismo, la poeta colombiana compartió su visión sobre la responsabilidad ética del poeta: “Escribimos desde nuestra circunstancia, desde nuestras heridas y nuestra historia, pero también desde el compromiso con lo humano. No se puede ser poeta y permanecer ajeno al dolor colectivo”.
Su disertación fue profundamente humanista, con una sensibilidad que conecta con lectores y oyentes más allá de las fronteras geográficas. Su poesía, cargada de hondura, belleza y lucidez, fue reconocida por Lanseros como “una de las voces imprescindibles de la poesía iberoamericana contemporánea”.
El evento cerró con aplausos largos y emocionados, en una noche en que la palabra poética se convirtió en un puente entre la experiencia íntima y la memoria compartida. Granada fue testigo de un encuentro de dos voces distintas pero hermanadas por el amor a la poesía y su potencia transformadora.
Vivo estuvo Lorca esta tarde de poemas en su casa-museo, donde también se habló de cine, otra manera de contar la vida, con la actriz Irene Vallejo y en la que el cantaor Miguel Poveda puso el broche con su homenaje musical al poeta.