La artista toledana reivindica un cambio en la ley que las artistas no tengan un plazo establecido que les impida volver a los escenarios tras dar a luz
María Toledo envolvió la noche del jueves en flamenco el Palacio de Carlos V de la Alhambra. Fue en el marco del XX Festival Internacional de Poesía de Granada (FIP), donde, tras conversar con el también cantaor Juan Pinilla, actuó con un piano bajo un cielo que se iluminó con su voz, su piano, su arte y sus emociones.
La cantaora, que trajo consigo a su bebé de 15 meses, al que ha dedicado su último disco, ‘Vicente’, consideró que Granada y Toledo, su tierra natal, comparten ser dos ciudades “magnéticas y multiculturales”. “¡Parecen hermanas!”, manifestó, tras explicar que Vicente es también el nombre de su padre, “el amor de mi vida y el hombre que más se ha entregado a mí”.
La toledana, vestida con un elegante traje azul eléctrico, derrochó duende y sensibilidad tanto en su entrevista como en su actuación, y aprovechó cuando hablaba de su maternidad para reivindicar un cambio de ley para que las artistas no tengan un plazo establecido que les impida volver a los escenarios tras dar a luz (explicó que ella quiso subirse al escenario antes del plazo obligatorio de baja por maternidad y no pudo).
“Yo soy del partido del flamenco”, añadió sobre su ideología, “y me encantaría que algún día se cambiase la ley para las que tenemos que trabajar antes del plazo establecido, que tuviéramos esa opción”, añadió. También abogó por que a las mujeres escritoras y artistas de la época actual se les dé más difusión.
“El flamenco es mi motor, ese arte que a mí me anima; es la música más bonita del mundo (…) es lo que me ayuda a levantarme cada día con ilusión”, expresó. Contó que es, aparte de flamenca, abogada, y repasó su relación con grandes artistas de este país, como las desaparecidas María Jiménez, que la adoraba, y Rocío Jurado, de la que afirmó con orgullo tener guardado su último ensayo grabado.
Soleá
“Yo creo que el arte está en todas partes”, sentenció, tras referirse a su origen toledano. “Siempre he sentido que Andalucía me quiere mucho y me gustan mucho los ‘Tangos de Granada’”, confesó, para luego interpretarlos de forma sublime con el piano. Más de un asistente se secó lágrimas de emoción cuando cantó y tocó una soleá compuesta a su hijo: “Ojalá Dios me deje eternamente para cuidar a mi Vicente”. Dedicó su interpretación a Juan Pinilla y puso al público en pie durante los aplausos.
“No hay tanta diferencia entre la poesía y la música”, consideró la artista, que abogó por transmitir de padres a hijos el amor por la literatura. “En mi casa ha gustado mucho la poesía”. Además detalló que su primer libro fue ‘El libro de los porqués’, que ahora lo que más lee son libros infantiles a su hijo, que su país favorito después de España es México y que le sorprendió el conocimiento que en Japón tienen del flamenco.